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Reflexiones

El amor perfecto no existe

El amor perfecto no existe, es una idealización interpretativa, un paradigma, una falsa verdad que muchas veces entronca con el ideario colectivo.

Se suele decir, se comenta, se rumorea, incluso se afirma que el amor no tiene condición, creo que es verdad, es una verdad para mí. Hay dos pilares en la vida, decía Enrique Rojas, el amor y el trabajo. Hay muchas formas de amor. Pero sea el amor de pareja, a lo mejor, sea el que menos se entiende de forma auténtica. Qué se entiende por autenticidad. En primer lugar no interpretarlo, lo cual es similar a no desearlo. Sencillamente, sentirlo. Así no atribuirás ni inferirás sentimientos no autenticados, que no provengan de tu alma mater o de tu corazón y de tu cerebro. Guardar un equilibrio entre ambos estratos del yo identitario es complejo, pero depende de lo que uno sienta. No de lo que piense en un momento dado. Y sí es verdad también, no deja de serlo para mucha gente, que el deseo es el sinónimo del ego. Yo por encima, sería una representación intelectual de dicha idea, a modo de ejemplo, porque querer no es poseer. Otra cosa diferente a dilucidar es la decisión que uno tome al respecto. Si decide amar a esa persona sin otros condicionantes porque ha sopesado variables y sometido a equilibrio interior ciertamente meditado o, por el contrario, no existe a nivel perceptivo que no hay compensación posible u opción de aceptación. Eso es bueno siempre que no proceda de tu ombligo.

Así que no pienses, déjate llevar, porque al igual que la sociedad y los modelos de vida pueden ser variopintos y complejizados, el amor es otro item que nos diferencia de los demás en tanto en cuanto no hay un ser igual a otro y por lo tanto, cada cual debe sentir verdadera libertad para decidir si se debe de encontrar o experimentar un amor triple, con una relación doble, por ejemplo, o una persona a la que tan solo puedes ver de lejos. Pongo dos ejemplos significativos y al mismo tiempo comunes y especialmente frecuentes, homogeneizados en cualquier tipo de civilización que se precie.

Mucho cuidado en decir, igualmente, que es amor, cuando quiere decir sexo. Lo digo porque la entrada no tiene nada que ver con esta afirmación tan prosaica como extendida, que no deja de ser también en ocasiones una realidad llena de experiencias diversas y también, por qué no, vívidas. Que aportan vida.

La decisión está en nuestras manos. Si hay algo que decidir. Y, mientras tanto, no hay por qué dejarse llevar por la genitalidad o el sexo, necesariamente. Promiscuidad o no, sexo o no, ambas cosas o no, no tienen por qué se sinónimo de moda o rutina, costumbre, uso, ritualizaciones, si uno no quiere. Todo depende del cristal con que se mire.

Lejos de estudiar los pormenores, los prolegómenos de una no necesariamente relación consumada, el amor es mucho mas amplio que una mera pulsión energética. Es mucho más que un sentimiento. Va mucho más allá que una trama de vida o de un proyecto vital. Mucho más que un arquetipo, un modelo de familia o de sistema de vida, es más pragmático, tanto como la propia identidad de uno mismo y sus experiencias y hechos prácticos. A lo mejor no llega nunca ese amor tan ansiado, otras veces, nos equivocamos al decidir al paternaire, en ocasiones, demasiadas, nos vemos envueltos en relaciones tóxicas, bastantes más en relaciones estandarizadas y clicheadas, llenas de convencionalismos comparativos, falsos agravios de comparación si lo que importa es la vida de uno y cómo la siente no cómo la piensan los demás. Y ahí, creo yo, está el quiz de la cuestión.

Por marisa12domenechcastillo

He sido activista política comprometida desde 2009 y bloguera desde 2014. Recientemente he realizado mis primeras incursiones como youtuber.

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