Tiempos de no impostura,
diablura de los laberintos,
yo me cojo con ahínco
la lucha de las encrucijadas
para elegir, de todas ellas,
el camino andándolo, ¡y no es nada!
para como se encuentra el desvanecido
cambalache de la igualdad
que no se oponga a la libertad libertaria.
Nacen rosas en los parques,
los niños cantan a la Luna
desde su polisón de nardos,
la conjetura se vuelve ley universal
cuando la ciencia se abre a investigar
sin chanzas ni paroxismos,
pues caben en ella filósofos y poetas de la verdad.
La epistemología,
amiga de singladuras seculares
se forma con la experiencia teórica,
tanto es Kant como Nietzsche restaurado
a su verdadero grado de bondad científica
y relato ideológico no contaminado.
Fuertes vientos me llevan
a vencer la incertidumbre,
los principios, con nombre ontológico y experiencial,
me conmueven al igual que la historia de los vencidos,
la cual, no se increpa de falacias, aporías, y falsas verdades,
porque no son los galimatías ni la retórica
los dueños de las artes,
lo dijo Rousseau, lo dijo Schopenhauer,
que la bondad es natural
y la razón también lo sabe.
Diez mil gramos de conocimiento al día,
o más,
no bastan para concernir el conocimiento acumulado.
Einstein no jugaba a los dados, ni su dios,
y no fue desplante a Newton, de quien bebió
la teoría de los átomos para hacer realidad la suya. Fue un salto en el conocimiento.
Son las frases
y los aforismos
los que van directo al grano,
no desdeño ese plan sintáctico tampoco
y cito a Gracián
¡cuanto de ellos sabe!
el maestro de la verdad concienzuda.
Tanta verdad no me abruma
ya que también es relativa.
Sin ideología
no hay pan,
sin riqueza cultural plural
no hay opiniones.
Guardemos las disensiones
en atisbos minoristas
que tan poco se dan.
En una sociedad lo más justa posible.
Quiero conocer más…
El principio de no cotradicción,
el principio de razón suficiente,
las cinco vías de Santo Tomás,
y reencontrarme con el medievo
tras el Renacimiento estudiar.
La cultura grecolatina,
que no exista el azar, me anima,
pues lo dijo Freud al estudiar los actos fallidos.
Si somos duales o no
prefiero verlo de a poquito,
pero sin parar,
como quien dice «sin prisa pero sin pausa»,
y, entonces, disfrutar
sin aceptar lo que se daba.
Buscar y buscar…
Mas, me falta mucho por conocer
y, en ocasiones, por reaprender.
Porque la alquimia y Paracelso,
por ejemplo,
solamente es un interesante recuerdo;
no tratemos la historia con confrontación,
extraigamos conclusiones,
apuntemos a cada cosa cosa con el dedo,
la cuenta, nosotros, debemos pagarla.
Preguntémonos ¿y esto por qué?
Seamos dirigentes de nosotros mismos
y asociémonos después.
Recuerdo a Bertolt Brecht,
a Luther King,
el Ocaso de los dioses,
Tristán e Isolda
y El anillo e los nibelungos,
y pienso, con autorreflexión,
en cómo sería interesante que se conociera desde qué contexto histórico
se reveló su partitura.
Desmemoria,
no me desveles con el olvido taciturno,
que es el turno del aprendizaje.
Tal cual, Juan Salvador Gaviota.
Pescaba el summum del vuelo técnico, no solo peces con que alimentarse.
En tanto que la tabla periódica
y las leyes de Mendel,
jamás caigan en bancarrota.
Lo demente es la intransigencia
de la incomprensión individualista del rebaño social,
que no mira, que no mira
a las ciencias y a las artes
cuando las minorías no éticas
se dejan llevan por el concurso de los talentos
y por las convenciones.
Arte, cultura, ciencia y saber,
igualmente, el gnoseológico es válido
admirando vuestro parecer
sin demasiadas paradojas y contradicciones.
Hojas, libros, folios, documentos,
dadme valor y arrojo, disciplina,
amor por los estoicos,
que en la ataraxia y la calma de las solitudes
conocen los estadios de la razón y del universo dador,
Séneca, Marco Aurelio y Epicteto,
para con su sencillez sin florituras
conformarme mis listas de sabios no eruditos
realizando taxonomías de la información adquirida.
Amo tanto a la inteligencia con esfuerzo
junto a la memoria del desarrollo cognitivo
que no escatimaré mis horas de tiempo relativo.