La Luna sella el frío, canta la nana del niño gitano,
la Luna es el marco de la elegia de la vida nocturna,
vino a la fragua con su polisón de nardos,
acompañando a la mirada inocente,
y al Lorca revolucionario,
tiene altas miras de frescor tranquilo
en noches estrelladas,
acompasando el teatro de la comedia y la farsa,
para que de día decidamos.
Es un estrato de níquel y otros metales nobles,
en el sueño de Morfeo,
una Luna esfinge de plata que se contornea con el Sol
en los dilatados eclipses formando un tándem de amor.
Que cubre los ciclos de vida.
La dueña de las mareas,
de la biología de la mujer,
es un totem ancestral
que adjunta mis lecturas a la libertad de crear.
Inteligencia, femenina, como la Tierra Pachamama y el mar;
si no fuera por ella,
no sería singular.
Me recreo en sus atisbos de sonrisas conchabadas
de los amigos en la playa,
de parques desdibujados por el rocío de la mañana
al despertar de su cénit.
Leo y releo alguna noche,
sintiendo en mis venas
a la hija de Hicarión y de Tea,
titanes majestuosos en la diatriba mitológica helenística;
como vetando al deseo,
al ego dispersante,
y enconadamente me hace luchar,
un dia cualquiera frente a la fuente madre,
en el universo multiversal.
Su luz activa mi mente
para aprender y pensar.
No la miréis con desdén
en noches de insomnio,
acariciad su estela fugaz de vida en letanía,
pues ella, quizá, responda preguntas en vuestro desvelo.
Su cara oculta es un misterio
que no quiero descifrar,
he escrito poesías en su honor,
mayestática veleidad, sincera por lo demás.
Pero lo que acierto a descrifrar es que
amo el frenético rescate
de su luz en propiedad
para mecerme en su manto
de paz y silencio perspicaz.
La lunática luna llena
me conmueve, al igual que a los nacidos en su mes estelar.
Los licántropos de la entropía del conocimiento avezado
la saludamos cada vez que la vemos por la ventana
intentándonos besar.
Dentro de la sustancia de la materia
en entornos concretos.
Luna, Luna, Luna,
ay, de amores me constriñes, o me expandes,
de los compañeros afines me adviertes,
que duermen sin recordarte hasta que les vuelves a ver,
de las épocas de tristeza me relajas.
Luna del alba.
Luna metódica.