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Poesia

La nana del ordenador viejuno

Poco a poco fui abriendo la corola,

resistiendo, como una veloz ola,

como pájaro de su trino,

suponiendo que todo esto fue un sueño,

fui adquiriendo la fuerza y la osadía,

así, cada día,

me enfrenté a una diatriba

y sintiendo todo mi cuerpo enjuto,

junto a alma que todo lo revierte,

fui Sol, Luna, simiente

y la madre que acuna

a la libertad sin atadura.

Desperté una mañana fría,

de un invierno que retrasaba el hielo;

soy cimiento, montaña y roca dura,

y es por ello que mi esencia lucha.

Los fantasmas de un pasado inerme,

con tal que el presente se cierne,

no dan tregua a la buena gente

que rondamos las fiestas de poniente.

En derredor de mi Mediterráneo

me baño los pies en saladas aguas

bajo la risa de los peces,

en compañía de dulces conchas finas.

Este noviembre será por fin mi guía,

de la mano de un dios que todo perdona.

En cada persona existe un lucero,

cuidadlo bien, también al mundo entero.

Esta es mi canción de autor,

sabedora de que hay que dar amor.

Me despido un tanto salerosa,

porque pronto llega la Epifanía,

para saludar al niño y su Belén.

Se cierra el telón

de este Gran Teatro del Mundo,

el del excelso Calderón,

donde Segismundo fue al fin liberado,

de su Torre, del destino y los hados.

Nunca me cansaré de leer a los clásicos.

Por marisa12domenechcastillo

He sido activista política comprometida desde 2009 y bloguera desde 2014. Recientemente he realizado mis primeras incursiones como youtuber.

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