Te miro de reojo, con invisibles anteojos,
con esos ojos que solo ofrece la vida curtida.
¿Quién eres? Tell me, regarde-moi, mírame tú también
desde esa piel morena que aporta la experiencia, los juicios a posteriori, como diría Kant adorable.
Válgame el cielo, no me seas terco, mírame, at look, por favor…
Sinoviales articulaciones en diferentes estructuras corporales, para no decir, qué atractivo se es cuando ves mundo y también ves el mundo, oh, mon cher, con esos ojos que te da la vida que te ha dado tanto.
Desequilibrio en la balanza, solo pesa más de un lado y ¡por supuesto!, no te redimo porque seas apuesto, cariño.
Eres un gato encelado entre tejados y raspas saladas, más aparte, sucias de alquitrán.
¡Esos ojos dichosos! MI capitán, see you later, hasta pronto.
¿Quieres mimos ortodoxos o una relación abierta y que te abra las puertas del chalé? Pizpireto, inmiscuido en mis secretos.
Es tu mirada no fingida la que escruta vericuetos insoslayables.
Ven a mí y déjate rozar por mis tobillos.
Je t’aime, mon cher chat, dear cat. Cat, cat, cat, no me dejes esta noche.
Hay que resintonizar la tele y no me quedan libros nuevos por leer, ya he releído los oportunos.
Tus pupilas verticales me queman el alma con tanta franqueza.
Mas ay, ¡pero esos ojos felinos! calan hasta el tuétano.
No me seas ermitaño y acércate al fuego del hogar, no te vas hoy de picos pardos. Ah, vale, observo que te tumbas entre mis pies, Chapi,
thank you very much,
you’re welcome, me dices mostrándome tus uñas afiladas. De nada, chata, ay, si supieras mantener, además, una conversación erudita, de esas elevadas, cultas, refinadas, y tan epistemológicas como tu remiau de hace nada, y todos tus agradecimientos. Danke, me vuelve a esgrimir, oh, precioso gatito.
Noooooooo, tu novia se asoma por la ventana entreabierta en son de aventuras taciturnas, y de un salto me miras moviendo la cola para despedirte.
Micros y Poemas de Marisa Domenech 